¿HE ENCONTRADO A DIOS? - PARAMAHANSA YOGANANDA

Con profundo amor te envío este mensaje. Grábalo en tu mente. Léelo con profunda atención. Asimila su contenido, y aplica las verdades que Dios ha expresado a través de mí.
La primera pregunta que debes hacerte es la siguiente: "¿He encontrado a Dios?". Si tu respuesta no te satisface, entrégate entonces con perseverancia a la tarea de practicar la meditación, como la han enseñado los grandes maestros que encontraron a Dios. Los santos de la India se dedicaron durante milenios a experimentar -y perfeccionar- los métodos científicos del Yoga, de aplicación universal, para obtener la liberación y la unión perfecta con Dios. A fin de lograr la plenitud que anhelas, utiliza esos métodos en tu búsqueda espiritual, pues no podrás encontrar al Ser Supremo si no aplicas la ley de la concentración y la meditación, la cual constituye la única vía para llegar a El. Mediante la aplicación de las leyes de la física, los científicos investigan el mundo material y le arrancan día a día nuevos secretos a la naturaleza. Si, por su parte, la teología dogmática no utiliza de manera similar las leyes espirituales, su destino será el estancamiento, tornándose impotente para abrir las puertas que conducen a Dios. Las plegarias y afirmaciones pronunciadas distraídamente, así como los preceptos y creencias que no han sido sometidas a prueba, no te abrirán las puertas de la realización de Dios. El sistema de enseñanza gradual de las técnicas del Yoga, cuya aplicación permite obtener la realización del Ser, unido a la ayuda de un gurú (aquel que habiendo dejado atrás la jungla de la teología, conoce a Dios) y al perseverante esfuerzo diario por practicar las técnicas de meditación, te conducirán, en cambio, hasta la Meta Divina.

En el Gita aparece el siguiente testimonio dado por Dios mismo: "Jamás podrás percibirme con tus ojos mortales. Te concedo, por lo tanto, Visión Divina. Contempla, pues, mi supremo poder del Yoga".

Si deseas comulgar con el Señor, deberás dedicar cada día cierto tiempo para permanecer a solas con El. Te será preciso evitar las distracciones excesivas, los compromisos sociales superfluos, los deseos desmedidos y la exagerada pérdida de tiempo. Y debes seguir a un maestro espiritualmente despierto que ha encontrado a Dios. Emplea tu sentido común y tu intuición para reconocer a los verdaderos maestros que conocen al Señor, pues solo aquellos que han experimentado la unión con Dios, pueden conducirte hasta El. Utiliza tanto como te sea posible, las horas de la noche, las primeras horas de la mañana, y todos los momentos libres de que puedas disponer mientras cumples con tus obligaciones, para orar silenciosamente con toda tu alma: "Señor, revélateme". La soledad es el precio de la realización divina. Despierta, no continúes malgastando tu tiempo en creencias ciegas. Adopta los métodos para obtener la realización del Ser, cuya eficacia ha sido comprobada. Al obrar en esta forma, conocerás a Dios.
 

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