ESTA REFLEXIÓN APLICA A LOS TSUNAMIS Y TERREMOTOS DEL PLANETA
Paramahansa Yogananda
Los súbitos cataclismos que se producen en la naturaleza, causando estragos y da ...ños masivos, no constituyen «actos de Dios». Tales desastres son el producto de los pensamientos y las acciones humanas. En efecto, dondequiera que, como resultado de los pensamientos y acciones erradas del hombre, el equilibrio vibratorio entre el bien y el mal de esta Tierra se vea perturbado por la acumulación de vibraciones nocivas, se producirá una devastación...
Mientras los hombres no corrijan sus pensamientos y conductas equivocadas, los conflictos bélicos y las calamidades naturales continuarán existiendo en el mundo. Las guerras no son desatadas por un determinismo de origen divino, sino por el ampliamente difundido egoísmo materialista de la humanidad. Desterremos el egoísmo del mundo —el egoísmo individual, industrial, político y nacional— y jamás volverá a haber guerras.
Cuando predomina el materialismo en la conciencia del hombre, éste emite sutiles rayos negativos, los cuales, al acumularse, acaban por perturbar el equilibrio eléctrico de la naturaleza; es entonces cuando se presentan los terremotos, las inundaciones y otros desastres. ¡A Dios no le cabe responsabilidad alguna en su gestación! Antes de que le sea posible controlar la naturaleza, el hombre debe controlar sus pensamientos.Ver más
De: Círculo Mundial de Oraciones
Los súbitos cataclismos que se producen en la naturaleza, causando estragos y da ...ños masivos, no constituyen «actos de Dios». Tales desastres son el producto de los pensamientos y las acciones humanas. En efecto, dondequiera que, como resultado de los pensamientos y acciones erradas del hombre, el equilibrio vibratorio entre el bien y el mal de esta Tierra se vea perturbado por la acumulación de vibraciones nocivas, se producirá una devastación...
Mientras los hombres no corrijan sus pensamientos y conductas equivocadas, los conflictos bélicos y las calamidades naturales continuarán existiendo en el mundo. Las guerras no son desatadas por un determinismo de origen divino, sino por el ampliamente difundido egoísmo materialista de la humanidad. Desterremos el egoísmo del mundo —el egoísmo individual, industrial, político y nacional— y jamás volverá a haber guerras.
Cuando predomina el materialismo en la conciencia del hombre, éste emite sutiles rayos negativos, los cuales, al acumularse, acaban por perturbar el equilibrio eléctrico de la naturaleza; es entonces cuando se presentan los terremotos, las inundaciones y otros desastres. ¡A Dios no le cabe responsabilidad alguna en su gestación! Antes de que le sea posible controlar la naturaleza, el hombre debe controlar sus pensamientos.Ver más
De: Círculo Mundial de Oraciones
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