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Mostrando entradas de marzo, 2014

Por qué le tenemos miedo al amor.

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¿Por qué le tenemos miedo al amor? Muchas veces ese temor a enamorarnos ha sido causado por un desamor del pasado, un amor que nos lastimo, que nos engañó, un amor que pensábamos seria para siempre y termino antes de lo imaginado. Siempre que vivimos algo así al final de la relación juramos ser más fríos en el amor, para no sufrir más, otros optan por no creer más en el amor, algunos otros estúpidamente lo toman a juego, como una diversión pasajera, sin la seriedad que requiere a veces el amor. Pero sinceramente que culpa tiene esa nueva persona de que antes de ella hayamos sufrido por un amor mal correspondido. Que culpa tenemos nosotros mismos de haber vivido esa situación con una persona que tal vez creíamos que sería esa persona con la que estaríamos el resto de nuestra vida. Si bien siempre he sido uno de los que más se burlan de las fantasías amorosas, de relaciones de cuentos de hadas o de telenovela, creo que el amor verdadero existe, no ese amor de promesas, n

Quiero alguien que.

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Quiero alguien que  Después de una pequeña sequía de escribir regreso con un tema que en lo personal me llena de intriga ya que nunca dejo de conocer cosas nuevas. Ahora hablare del tan famoso y conocido “Quiero alguien que”. Vivimos mucho tiempo pensando y pidiendo una persona en específico que nos acompañe si no toda la vida, gran parte de ella, aunque algunas veces es mucho menos tiempo de lo que nos imaginamos, y al final lo malo no es pedirla, lo malo es que ya que la tienes  a tu lado la cambias por una persona que es totalmente lo contrario a lo que querías o buscabas. Y esto más una pequeña encuesta vía twitter me llevo a formular algunas preguntas. 1.- ¿Por qué somos tan masoquistas en el amor? La verdad creo es una pregunta la cual no podría contestarla con mucha certeza, quien diga que no ha sufrido por amor no ha amado de verdad, aunque tenemos que admitir que muchas veces nos pasamos de pendejos y sufrimos de más. Que pasa cuando andas de quedante, no mames